Violencia psicológica: Parte 1

¡Ok! Estoy lista para escribir y hablar de la violencia psicológica que viví en una ex relación. Esta historia me costó mucho escribirla porque aún me cuesta mucho aceptar que SÍ fui víctima de violencia psicológica, que lo que pasó en esa relación SÍ fue violencia psicológica. Me cuesta aceptarlo porque yo me juré que jamás en la vida volvería a permitir un trato como el del que fui víctima, me cuesta aceptarlo por pena y vergüenza, me cuesta aceptarlo porque no pensé que una persona a la que amé con el alma fuera capaz de ejercer tanto maltrato en una persona que «supuestamente» también amaba… me cuesta aceptarlo por muchas más razones, pero creo que esas son las principales.

Antes de empezar con la historia, quiero hablar sobre lo que es la violencia psicológica porque para mi es la forma más cruel y despiadada de ejercer violencia sobre alguien porque es la que menos se nota, la más silenciosa, pero para mí, la más mortal. Se llega a tal punto de manipulación y brain-washing, que te destruye lentamente por dentro, no entiendes qué te pasa, pero sabes qué pasa algo y no sabes qué hacer para salir de eso. Todo el mundo te dice que hay algo mal, pero les juro, que no es hasta que nos damos cuenta por nosotras mismas, que de verdad lo vemos. Es horrible y de verdad les juro que es algo que no le deseo a nadie, es horrible ser víctima de violencia psicológica.

La gente piensa que si no hay golpes, empujones, jaloneos, palabras y evidencia física, no hay violencia, ¿por qué debemos de llegar a eso para demostrar que hemos sido víctimas de violencia cuando existen 5 tipos de violencia contra las mujeres y ellos sólo reconocen una y esa una conduce a un feminicidio? Y es que, les voy a enumerar y explicar estos tipos de violencia de forma rápida para entrara en contexto:

  • Física: Es cualquier acto que inflige daño a la mujer a través del uso de la fuerza física, sustancias, armas u objetos y que puede provocar lesiones.
  • Sexual: Es cualquier acto u omisión que atenta o limita el derecho a la libertad y seguridad sexuales de las mujeres en el ámbito público o privado, independientemente de quien la perpetre.
  • Psicológica: Es cualquier acto u omisión que daña la estabilidad emocional, menoscaba la autoestima o altera la salud mental de la mujer que recibe el maltrato consistente, entre otros, en descuido reiterado, insultos, humillaciones, devaluación de su autoestima, marginación, rechazo, restricción a la autodeterminación y celotipia.
  • Patrimonial: Es cualquier acto u omisión del agresor que afecta la supervivencia de la víctima. Se manifiesta en la transformación, sustracción, destrucción, limitación, retención o distracción de objetos, documentos personales, bienes y valores, derechos patrimoniales o recursos económicos destinados a satisfacer sus necesidades y puede abarcar los daños a los bienes comunes o propios de la víctima.
  • Económica: Es toda acción u omisión del agresor que genera limitaciones encaminadas a controlar el ingreso económico de la víctima o la percepción de un salario menor por igual trabajo, dentro de un mismo centro laboral.
  • Obstétrica: Es todo acto u omisión intencional, por parte del personal de salud que, en el ejercicio de su profesión u oficio, dañe, lastime o denigre a la mujer durante el embarazo, parto y puerperio, así como la negligencia en su atención médica, y alterar el proceso natural del parto de bajo riesgo, mediante el uso de técnicas de aceleración, y practicar el parto vía cesárea, existiendo condiciones para el parto natural, sin obtener el consentimiento voluntario, expreso e informado de la mujer.

Estos 5 tipos de violencia los establece el Instituto Chihuahuense de las Mujeres quienes además mencionan que este tipo de violencia puede aparecer en 6 ámbitos de nuestra vida, es decir, esto es lo que conocemos como las modalidades, formas, manifestaciones o ámbitos donde podemos vivir violencia:

  • Violencia familiar: Es el acto abusivo de poder u omisión intencional dirigido a dominar, controlar o agredir de manera física, sicológica, patrimonial, económica y sexual, dentro o fuera del domicilio familiar, realizadas por el agresor que tiene o ha tenido algún vínculo de índole familiar con la víctima, parentesco por consanguinidad, afinidad o civil; tutela o curatela; concubinato; o bien, que haya tenido o tenga alguna relación afectiva o sentimental de hecho.
  • Violencia institucional: Son los actos u omisiones de las y los servidores públicos que discriminen o tengan como fin o resultado dilatar, obstaculizar o impedir el goce y ejercicio de los derechos humanos de las mujeres, así como su acceso al disfrute de políticas públicas destinadas a prevenir, atender, investigar, sancionar y erradicar los diferentes tipos de violencia.
  • Violencia laboral y docente: Es todo acto u omisión ejercida en abuso de poder por personas que tienen un vínculo laboral, docente o análogo con la víctima, independientemente de la relación jerárquica, que daña su autoestima, salud, integridad, libertad y seguridad, impide su desarrollo y atenta contra la igualdad. De igual modo, constituye violencia laboral la negativa ilegal a contratar a la víctima, o a respetar su permanencia o condiciones generales de trabajo; así como la descalificación del trabajo realizado, las amenazas, la intimidación, las humillaciones, la explotación, el impedimento a las mujeres de llevar a cabo el período de lactancia previsto en la ley, y todo tipo de discriminación por condición de género.
  • Violencia en la comunidad: Son los actos individuales o colectivos que transgreden derechos fundamentales de las mujeres en el ámbito público y propician su denigración, discriminación, marginación o exclusión.
  • Violencia feminicida: Es la forma extrema de violencia de género contra las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos público y privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado, y puede culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres.
  • Violencia política: Es toda acción u omisión, incluida la tolerancia, basada en elementos de género y ejercida dentro de la esfera pública o privada, que tenga por objeto o resultado limitar, anular o menoscabar el ejercicio efectivo de los derechos políticos y electorales de una o varias mujeres, el acceso al pleno ejercicio de las atribuciones inherentes a su cargo, labor o actividad, el libre desarrollo de la función pública, la toma de decisiones, la libertad de organización, así como el acceso y ejercicio a las prerrogativas, tratándose de precandidaturas, candidaturas, funciones o cargos públicos del mismo tipo. Se entenderá que las acciones u omisiones se basan en elementos de género, cuando se dirijan a una mujer por su condición de mujer, le afecten desproporcionadamente o tengan un impacto diferenciado en ella. Puede manifestarse en cualquiera de los tipos de violencia reconocidos en esta Ley y puede ser perpetrada indistintamente por agentes estatales, por superiores jerárquicos, colegas de trabajo, personas dirigentes de partidos políticos, militantes, simpatizantes, precandidatas, precandidatos, candidatas o candidatos postulados por los partidos políticos o representantes de los mismos; medios de comunicación y sus integrantes, por un particular o por un grupo de personas particulares.

Así que antes de contarles mi historia, si ustedes se identifican en lo más mínimo con algo de lo mencionado arriba, por favor acudan a pedir ayuda, especialmente si ustedes, quienes me leen, son mujeres, porque les aseguro que nada de eso es normal ni nada de eso es «por amor» ni nada de eso es por su culpa.

Desde que inició esa relación había cosas que no me parecían muy normales y sabía que de cierta forma «no estaban bien» pero yo las ignoré, la primera red flag vino cuando me revisó el teléfono sin mi autorización y «rompió» conmigo por todo lo que vio y de cierta forma pertenecía a mi vida pasada, antes de él, yo estúpidamente, le rogué para que no nos dejáramos de ver y siguiéramos saliendo (pues aún no éramos novios formales). Desde ahí me empecé a sentir incómoda porque le rogué que se quedara conmigo, pero como buena niña enamorada, ignoré mis sentimientos porque lo importante era que estaba con él, con quien creía sería el amor de mi vida.

El segundo episodio grande (porque hubo otros parecidos al anterior) fue cuando tuve un embarazo ectópico y el patán me bloqueó porque «no estaba de humos para mis dramas». La historia empieza un domingo que me fui a hacer unos exámenes de rutina para revisarme ginecológicamente, me hicieron un ultrasonido para ver cómo estaba respondiendo a mi tratamiento de SOP, y la técnica que hacía los estudios en el laboratorio me recomendó visitar a mi ginecólogo pronto porque había algo raro en una de mis trompas de Falopio, pero ella no me podía diagnosticar por no ser mi médico de cabecera. Le pedí que me dijera de qué se trataba y me dijo que un embarazo ectópico en mi tronpa de Falopio izquierda.

Les juro yo salí hiper asustada de ahí y la primera persona en quien pensé fue en el ex, porque pues era tema de dos personas, fuimos responsables por no cuidarnos y ese descuido nos llevó a esto. El tipo no tenía ni idea de lo que le estaba hablando, no sabía de qué se trataba y yo entre mis nervios, mi desesperación, mi miedo, traté de explicarle la gravedad del asunto y él sólo me decía que me calmara. Yo le marcaba y marcaba por teléfono porque de verdad el tema, si lo googleas, es grave, porque además yo no sabía cuanto tiempo llevaba eso ahí en mi trompa de Falopio. Pues el muy patán me dijo que no estaba de humos para mis dramas y me colgó, la primera vez. Yo seguí insistiendo porque no tenía con quien hablar, pues no quería decirlo a mis amigos o familia (para que no juzgaran al ex y no lo odiaran); le mandaba mensajes de WA que ignoraba, seguía marcando y marcando y sus respuestas eran «cálmate», «no quiero hablar contigo», «no estoy de humos para tus dramas» y acto seguido me bloqueo y no pude conversar con nadie más.

El resto de ese día me la pasé asustada en mi cuarto llorando y yo diciendo a mamá que no me pasaba nada y que estaba en mis días. Obviamente hice cita con mi gine y al día siguiente mentí en mi trabajo para poder ir a mi cita; aun recuerdo que esa cita fue un lunes 6 de agosto de 2018 a las 12:00 pm, lo tengo tan en la mente porque yo creí que iba a entrar a cirugía de emergencia. Afortunadamente mi gine me dijo que era un caso de detección temprana y que se podía resolver con unas inyecciones de metotrexato, el cuál es un medicamento agresivo que también se usa para tratar el cáncer.

Ya se imaginarán los efectos secundarios y el costo, que además, el patán me dijo que me iba a apoyar con el costo, y terminé haciéndome cargo yo de todo el problema que se supone era de dos. Tuve varios efectos secundarios como náuseas, desorden en mi hipotálamo, desorden hormonal, etc. Ese día de mi cita, el tipo se dignó a desbloquearme para preguntarme cómo me había ido y para saber si ya me había hecho cargo del «problemita», yo quería hablar porque estaba muy triste y desconcertada, pero volvimos a lo mismo, «tu eres la del problema» «no estoy de humor para tus dramas porque estoy trabajando».

Seguiré actualizando esta historia, porque creía que podría, pero aún es duro recordar estos episodios…

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