Un acercamiento a la Santería

Antes que nada, se recomienda leer esta historia mientras escuchan Santeria de Sublime, ¡es de mis favs!

Ahora si, ¡bienvenidos a otra historia de cosas random que sólo pasan en mi vida! Les juro que no tengo idea de porqué cosas como las que les voy a contar me pasan sólo a mí. Bueno, probablemente hay miles de personas más en el mundo a las que le pasan cosas random, pero el punto ahora es ponerme a mí como el centro de atención y ser a little bit dramatic.

Bueno, como saben desde hace un par de años empecé mi acercamiento al mundo espiritual y ahora justo estoy formándome en brujería tradicional (especialmente en Stegheria), obvio complemento esto con otras tradiciones y prácticas, como el Budismo y otros temas como herbolaría, runas nórdicas tradicionales, velas, minerales y cristales, entre otras cosas. Pero si hay algo en lo que he sido muy muy respetuosa y un poco temerosa por todo el sincretismo a su alrededor y el desconocimiento que tengo, es en temas de religiones africanas, como la Yoruba (aka Santeria), Hoodoo o Vudú, y el culto a la Santa Muerte.

Para ser completamente honesta me dan un poco de temor porque, por mi desconocimiento, aún tengo esa idea de que normalmente se trabaja con energías “raras” (por no decir oscuras) y con sacrificios animales, y pues uno de mis puntos top en mi “ética mágica” está el no dañar, sacrificar o jugar con la energía de los animales. Nop, nunca jamás le haría daño a un animal porque los amo mucho, de verdad, si pudiera abrazar un cocodrilo sin que me mate, lo haría.

Pero, ¿porqué no quiero acercarme a este tipo de energías? Bueno, si de por si trabajar con energía es muy muy agotador y cansado, esas energías de bajas vibraciones son aún peores, literal, es como si te chuparan todo tu ser, y pues para de honesta, la única que tiene el derecho, no por decisión propia, de hacerlo es Macaco, ¡con ella basta y sobra! También, ésta es una de la razones por las que me sigo negando a abrirme a esas energías que están ahí en el ambiente y necesitan “comunicarse”, ¡dude, apenas pues con la odiosa de Macaco! I’m not fucking ready!

En fin, una vez contextualizada mi historia, prosigo a contarles qué pasó. Resulta que la semana pasada tuve un par de eventos el mismo día que me hicieron salir de mi bella burbuja de home office y tuve que alejarme bastante de casa (un evento era en el Senado y otro en Polanco). Terminé mi día como a las 8:00 pm y lo único que quería era llegar a casa, por lo que me dispuse a pedir un Uber pero estaba estúpidamente caro y decidí usar transporte público, el querido Metrobús.

Para llegar a casa desde Polanco es un show, debo tomar una línea del Metrobús que recorre todo Reforma, luego cambiar de línea a la que recorre todo Insurgentes y luego tomar otro bus a casa. Hablé con papá y acordamos que él pasaría por mí, como siempre, en una estación de Insurgentes para que no tuviera que tomar ese tercer bus porque ya era noche y pues soy mujer e inseguridad.

Yo iba muy feliz en mi mundo, todo iba normal hasta que me subí a la segunda línea del Metrobús, la de Insurgentes, subí y me senté en un asiento detrás del conductor y un par de estaciones después se subió otra mujer que se sentó a lado de mi y pues hasta ahí todo normal. Cómo iba absorta en mi mundo y escuchando música, sólo vi que la mujer empezó a mover la boca y dirigirse a mí, creí que iba a bajar y me hice a un lado, pero no se movía y seguía hablándome, puse pausa a la música y efectivamente estaba hablando conmigo. Me repetía unas palabras en una lengua que desconocía y como creí que era turista, le hablé en inglés y le dije que no le entendía; ella literal me dijo “no mami, hablo español” y luego me dijo una frase en esa lengua que desconocía. Cómo se subió en una zona donde sé qué hay un Centro Budista y es zona donde de reúnen gente espiritual, no sé porqué pensé que era Hare Krishna y sólo le dije “Hare, hare”.

Esta señora, a la que llamaremos Juanita, me dio como esas vibes de Hare Krishna, y por eso le contesté así, además de que creí que si le decía algo así, me dejaría en paz; es que me choca interactuar con personas en el transporte público. Pues no fue así, ya en español me preguntó que si era Santera, yo con mucha curiosidad le dije que no y le pregunté porqué (me dio curiosidad justamente el porqué llegó a esa conclusión). Juanita señaló a una pulsera amarilla que llevaba en mi muñeca izquierda y me dijo que era una protección Yoruba, también me preguntó que si tenía collares y obvio mi respuesta fue negativa.

Historia de mi pulsera

Para empezar, hay que decir que la pulsera es de lo más sencilla y normal del mundo, es bisutería, que casi casi puedes comprar en un mercadito; son cuentas pequeñas color amarillo y blanco, unidas con un alambrito delgadito a otras piedritas más grandecitas color amarillo transparente.   

Esa pulsera me la regaló la abuelita de una niña en RDC el último día de nuestro voluntariado allá por 2019, cuando estábamos en un convivio de despedida en una escuela. No se me hizo para nada raro porque en mi experiencia siendo voluntaria, y especialmente cuando trabajas con niños, siempre nos regalan cositas. Por ejemplo, una vez en una escuela aquí en México, un niño me regaló un frijolito rojo que aquí decimos que es mágico y de buena suerte, otros también me han regalado pulseras, dibujos, cartas y dulces, y demás cosas, y pues como verán no me es extraño recibir este tipo de regalitos pequeños pero significativos.

Desde ese día, yo seguí usando esa pulsera porque se me hizo un regalo bonito y especial, además de que me lo había dado una señora bien linda cuya nieta era un amor y siempre nos llevaba regalos (sus regalos eran cositas bien simples como hojitas o florecitas que se encontraba en el camino). Sepan que así sea un hilo o un listón, yo seguiré usando y atesorando lo que sea que me regalen porque soy bien cheesy. 

Esta abuelita nos regaló la misma pulsera a mí y a otra niña francesa, pues nosotras éramos las responsables del grupo de niños al que pertenecía su nieta, nos asignaron trabajar con ellos. Con esta niña y su familia teníamos una relación especial, pues primero vivía por donde nosotras estábamos viviendo en RDC y nos acompañábamos casi siempre en nuestro camino, y también porque varias veces nos invitaron y fuimos a festejos que tenían en su casa. Estos festejos/celebraciones eran bastante entretenidos e interesantes para nosotras porque desde nuestra visión, estábamos aprendiendo y experimentando algunas de las tradiciones congoleñas de esa región en particular, con bailes, cantos y comida muy particular.
 
El día que nos regalaron la pulsera, la abuelita nos llamó y nos apartó un poco de todo el convivio de despedida, la verdad no entendimos muy bien lo que nos estaba diciendo porque no hablábamos el mismo idioma y ella no hablaba inglés, que era como nosotras nos comunicábamos. Nos hizo señas de que pusiéramos la mano izquierda y ella nos puso la pulsera mientras nos decía algo; nosotras solamente la abrazamos como forma de agradecimiento. Luego regresamos las tres de nuevo a la convivencia y pues desde ese día he usado mi pulserita.   

Fin de la historia de mi pulsera

Bueno, continuando mi historia, yo estaba mind blowing porque no se me pasó por la cabeza que mi pulsera fuera algo de Santería. Juanita me preguntó quién me había dado la pulsera y pues yo procedí a contarle mi aventura en RDC y cómo la abuelita nos regaló la pulsera a la niña francesa y a mi. Estaba muy muy intrigada y por eso le seguí la plática.

Nota: Ok, antes que nada, les digo que todas las palabras que suenen extrañas a partir de aquí, las las he ido investigando para tener certeza, porque mientras hablaba con Juanita, yo no entendía los términos con los que me hablaba, pues se refería a Dioses/Diosas y tradiciones Yorubas, palabras que literalmente nunca en mi vida había escuchado. Algunas palabras se las preguntaba y otras, la mayoría, sí las investigué yo para saber cómo se escribían y qué significaban.

Juanita me dijo que probablemente esa abuelita con la pulsera que nos regaló, nos estaba extendiendo y bendiciendo con la protección de Oshún, pues ese tipo de pulseras eran típicas Yorubas y que además ese color amarillo pertenecía a la Orisha Oshún. Los Orishas son como los Dioses, Diosas o Santos a los que rinden culto los Yorubas / Santeros.

Nota: Los Yorubas originalmente eran un pueblo africano y pues todas sus creencias y tradiciones componían su practica religiosa. Llegaron a América, especificamente a Cuba, por el tráfico de personas negras que eran vendidas como esclavos en la época colonial; al obligarlos a cristianizarse y para no dejar de lado su religión, «escondieron» su creencias y tradiciones asimilándolas al catolicismo cristiano y así es como se desarrolló la Santería en Cuba. Otros esclavos yorubas también llegaron a otros lugares como Puerto Rico o Brasil donde los yorubas fueron adaptándose a las tradiciones de estos lugares y así, por ejemplo, en Brasil se desarrolló el Candomblé, otra religión con raíces yorubas.

En este punto yo ya estaba intrigadísima con todo lo que me estaba contando y le dije a Juanita que me hablara más de Oshún, ella me dijo que no estaba 100% segura de que se tratara de Santería porque no tenía mucha información y porque se podría tratar de otra religión, pero que las coincidencias eran muchas.

Juanita me dio su número y me dijo que le marcara si estaba interesada en hablar más con ella de esto, luego me dijo que ya se tenía que bajar, se despidió y se fue.

Obviamente Macaco no me iba a dejar en paz después de mi encuentro con Juanita y toda la información que me dio, así que luego luego le escribí y quedamos en hablar el fin de semana, o sea, el sábado pasado. Cuando llegué a casa les conté lo que me había pasado a mis papás y todos nos quedamos impactados, mamá sólo me dijo que tuviera cuidado porque era «peligroso».

Ya se imaginarán mis niveles de ansiedad esperando que llegara ese día para hablar con ella.

Para no seguir alargando mi historia, el sábado sí hablamos y le conté todas mis experiencias con la abuelita y su familia, le conté justamente de las «celebraciones» a las que nos invitaban y pues resulta que varias de ellas coincidían con los festejos cumpleañeros de varios Orishas. Estos festejos cumpleañeros, asimilándolos a las tradiciones católicas, son como los festejos a los Santos, por ejemplo en México, en algunos pueblitos, e inclusive en lugares en la Ciudad de México como Xochimilco, aún hacen misas cuando es el día de algún Santo, montan una feria y contratan músicos para que acompañen las procesiones que hacen en las calles. Bueno, eso sería como celebrar el cumpleaños de un Orisha.

Para este punto ya estábamos muy seguras de que mi pulsera sí se trataba de una protección Yoruba, pues también Juanita me enseñó todas sus pulseras y collares y les juro eran iguales, sólo que de otro color porque a ella la protegían otros Orishas.

Y bueno, también resultó que la niña francesa y yo fuimos invitadas a un Kari Osha, una ceremonia donde iban a hacer santo alguien. Hacer santo a alguien quiere decir que a esa persona le van a dar a su Orisha guía, que es quien lo va a proteger y acompañar durante toda su vida; esa ceremonia dura siete días y obvio nosotras sólo presenciamos una parte de toda la ceremonia.

Juanita me habló de muchísimas cosas que me tenían impactada, les juro nos pasamos como dos horas hablando, pero si les transcribo toda la conversación que tuvimos, esto se vuelve un mini libro de «Introducción a la Santería» y pues no es la idea.

Lo que a mi me tenía realmente intrigada era mi pulsera porque después de esta plática yo ya me sentía hija de Oshún, como los Santeros le llaman. Me bajaron de mi nube porque no, no lo soy, porque debo ser practicante, formarme y pasar por toda esta ceremonia de Kari Osha, la entrega de mis collares de cuentas o elekes, y un buen de celebraciones más. Lo que sí me confirmó Juanita es que definitivamente esa abuelita era una Iyalorichás, o sea, una máxima autoridad Yoruba pues son las únicas que pueden dar estas pulseras y que seguramente lo que nos dijo cuando nos entregó las pulseras era una bendición o una especie de hechizo de protección que sólo ellas pueden otorgar.

Juanita me dijo que como «protegida» de Oshún, me estaban dando amor, felicidad, confianza para siempre caminar orgullosa, me iba a otorgar belleza y sensualidad, y que si alguien me hacía daño o se metía conmigo, Oshún iba a responder por mi e iba a irse contra quien intentara dañarme. Otra cosa que me impactó fue que si resultaba ser hija de esta Orisha, era bruja por naturaleza que tenía esa energía para hacer el bien o el mal, para ayudar o destruir, y que ella me podía guiar por el camino que elija; que podía tener o desarrollar con facilidad este don de comunicación con los espíritus.

¿Güey, qué? Me identifiqué mucho y quedé hiper impactada porque pues, ando en esto, lol.

Juanita me recomendó nunca quitarme esa pulsera y en cuanto se rompiera, acudiera con otra Santera para que me diera otra y continuara con la protección de Oshún. Se ofreció para ser «mi madrina» y enseñarme todo lo que ella sabía de Santería y guiarme en mi camino dentro de esta religión, que ella veía un don en mi y sentía una conexión fuerte conmigo para iniciarme y enseñarme. Yo quedé en que pensaría su propuesta y la contactaría cualquiera que fuera mi decisión, me pidió que no perdiéramos comunicación aunque yo decidiera no seguir el camino de la Santeria.

¿Ok? WTF!

Yo sigo impactada por todo lo que pasó y yo no tengo idea de por qué carajo me están pasando a mi estas cosas, Is this a sign, dear Universe? O sea, me tiene muy sacada de onda por que en primer lugar, coincidí con una Santera en el lugar menos esperado; luego, desde 2019, al parecer vivo protegida por la Santería. Pero lo que más me impacta es que en mi practica de Stregheria, acompañándome de mummy Hekate, estoy siguiendo ese camino del que me hablaba Juanita dentro de la Santería, sólo que en la Stregheria.

Yo quiero se escéptica porque no quiero caer en un fanatismo cegador, pero este tipo de cosas me hacen cuestionarme mi escepticismo y me dejan helada porque parece que, de alguna forma u otra, siempre llego a este mismo camino, lo cual también me hace cuestionarme sobre mi misión en esta vida…

Definitivamente creo que estoy en una nueva crisis espiritual donde no sé qué chingados hacer, ¿será buena idea iniciarme en la Santería?

So many questions, but no answers…

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