«La relación entre hermanas es el vínculo más poderoso»
Lo confirmo totalmente. La verdad es que nunca me había puesto a pensar en la importancia de la relación con mi hermana porque siempre la he dado por sentado, o sea, como que siempre he asumido que ella estará ahí por siempre y para siempre, y hasta hace un par de semanas me di cuenta de cuanto adoro a esa little bitch y lo importante que ha sido en mi vida… de verdad no sé que hubiera sido de mi ahora, sin ella…
Creo que como todos el mundo, yo también diré que tengo a la mejor hermana del mundo. Y es que no se ni cómo describir nuestra relación porque tiene de todo, enojos, odio, insultos, complicidad, amistad, alegrías, tristezas, errores, logros, golpes, arrepentimientos, amistad, juegos, burlas, malas decisiones, protección, enseñanzas, culpas, madurez, insensatez… no sé, de verdad, tiene de todo.
Mi hermana es como ese ser con quien tengo todo eso que tal vez no tengo de mis papás y mis amigos, es como mi todo en una, lol. Además, después de tantas cosas que hemos hecho, dicho, pensado, confirmo que tenemos un vínculo inquebrantable. Ella puede ser la persona que más me puede complicar la vida y llevarme al límite, pero a la vez, es mi cómplice y mi mejor amiga. Ella y yo podemos odiarnos, insultarnos, dejarnos de hablar por meses, pero si veo que necesita ayuda (aunque no la pida) ahí voy a estar para ella y ella para mi; así me diga, «necesito ayuda para esconder un cuerpo», yo voy a estar ahí para ella (well, exageré un poco, pero esa es la idea).
Mi hermana es 3 años menor que yo, y desde que recuerdo ha sido el ser al que más he protegido en el mundo. Se llama Michelle gracias a mi (smile, smile); la señorita que les escribe, estaba obsesionada con la serie Full House, especialmente con el personaje de las hermanas Olsen, Michelle, recuerdo perfectamente que la veía todos los sábados por la mañana en Warner Channel. Y pues sí, terminé convenciendo a mis padres de ponerle ese nombre porque mi mamá cuenta que desde que estaba embarazada, yo corría a ella y la abrazaba para hablarle al ser que estaba en su panza y la llamaba Michelle, lol.
De pequeñas la empezaba a odiar un poco porque era muy chillona y acusona. Siempre me acusaba y me regañaban a mí y a ella no porque siempre lloraba, lol. Manipuladora. Cuando nos dejábamos de hablar por alguna peleita boba, como que no le quise prestar algo o nos golpeamos, mi mamá nos hacía sentarnos juntas hasta que nos habláramos y si no nos hablamos, nos obligaba a darnos un abrazo; con eso se solucionaba todo y volvíamos a la normalidad. A pesar de eso, y las mil peleas que podíamos tener, siempre jugábamos juntas, y nos divertíamos mucho, la verdad.
Mi instinto protector con ella empezó desde que éramos pequeñas. Cómo ambas íbamos en la misma escuela, pues nos veíamos todos los días en los recesos, y una vez, llegó a contarme que la habían regañado porque le dijo “puta” a otra niña que la estaba molestando. Al final del día escolar, la mamá de esa niñita fue a hacérsela de a pedo a mi hermana y pues obvio, yo llegué a su rescaté, le di una patada a la señora y le eché de mi jugo encima. Cuando mi papá fue a recogernos a la dirección, en lugar de regañarnos, le mentó la madre a la otra señora mamá y la Madre Directora. Las maestras tuvieron que hablar con mi mamá para decirle que le dijera a su esposo que no fuera tan grosero. Hahaha! Creo que de ahí viene nuestro instinto protector… y es que mi padre, se ponía fúrico si le tocaban a sus niñas, y aún es así…
También recuerdo perfecto que todos las vacaciones de verano, mis padres nos inscribían a un “campamento“, en realidad era como una escuelita recreativa donde nos íbamos muy temprano a un club deportivo y regresábamos ya por la tarde. En este campamento nos separaban por edades y cada hora había distintas actividades a las que podías entrar, teníamos desde natación, danza, manualidades con plastilina, dibujo y otras. Todos los recesos mi hermana y yo nos quedábamos de ver porque no le gustaba estar con las niñas de su edad, la desesperaban, lol; así que venía conmigo y mis amigas a pasar el tiempo hasta que era hora de retomar actividades.
Siempre que salíamos de viaje o paseo escolar o en este campamento de verano, nos buscábamos para estar juntas… ¡éramos bien muéganas! Siempre la estaba cuidando y ella siempre me buscaba para que estuviéramos juntas.
Era tal nuestro nivel de complicidad, que incluso nos enteramos de verdades crueles al mismo tiempo, cómo que Santa, los Reyes Magos y el Ratón de los Dientes no existían, ¡eran nuestros padres! Esto pasó porque nuestra niñera no nos puso límites y nos dejó husmear en los cajones de nuestros padres y ahí descubrimos todos nuestros dientes y nuestras cartas de Navidad… Ambas niñitas metiches rompieron en llanto porque no sé explicaban tal engaño. Lol.
Cuando crecimos, nada fue diferente, siempre nos estuvimos encubriendo. Si salíamos de fiesta y les mentíamos a nuestros padres, nos encubríamos. Siempre compartimos ropa, zapatos, maquillaje, dinero, literal, todo. Ella fue quien me encubrió cuando llevé a mi pequeño Porfirio a casa y me ayudó a convencer a mis papás para quedárnoslo. También la encubrí muchas veces cuando salía de peda con sus amigas e incluso cuando alguna de las dos teníamos que comprar una post day pill.
Las peleas, ¡uy! é-pi-cas … puñetazos, patadas, jalones brutales de cabello, pellizcos, mordidas, moretones, sangre, e incluso una luxación de brazo, lol. Tengo en la memoria sólo 2 peleas «fuertes» en las que nos dejamos de hablar casi un año, una fue como por 2013 – 2014 y la otra fue bastante reciente, como 2019 – 2020. No recuerdo bien porqué fue la primera pelea, pero la segunda fue algo muy pendejo; ambas peleas terminaron porque nos metimos a defendernos una a la otra. La primera de una vecina loca que amenazó a mi hermana con golpearla con una pala por defender a un perrito de la calle, y la segunda porque su roomie le hizo una gatada y regresó a casa con un perrito que habían adoptado juntas.
Mi hermana y yo podremos estar odiándonos, pero cuidadito y nos quieran hacer daño porque automáticamente se cancela el odio y nos sale lo protective bitches. O sea, entre nosotras nos podemos hacer de todo y destruirnos mutuamente, pero, sólo nosotras tenemos el derecho de hacerlo y nadie más, porque, pues pasa lo que ya les he contado.
Hace un par de semanas platicaba con mi mamá y salió el tema de que mi hermana me quería comprar algo y le dijo que no me dijera porque era una sorpresa. Yo me sorprendí porque normalmente no tenemos estas muestras de cariño, o sea, no es como que nos demos sorpresas, nos abracemos o nos digamos palabras amorosas; nuestras demostraciones de amor son bastante peculiares y creo sólo nosotras entendemos esa relación. Bueno, el punto es que mi mamá me empezó a contar muchas cosas que mi hermana hizo para defenderme de un(as) stalker(s) cuando estábamos peleadas y se la pasaban molestándola con mil mails sobre mi… Me sorprendió mucho y pues mi corazoncito sintió bien bonito porque ¡ay, sí la quiero un montón! ❤
A partir de estas historias que me contó mamá, me puse a pensar en la relación que teníamos mi hermana y yo, nunca lo había hecho y estoy sorprendida por lo tanto que hemos pasado juntas y por todo lo que hemos hecho una por la otra. Me di cuenta del gran apoyo que fue después de mi ruptura de corazón y subsecuente hoyo negro depresivo; trataba de ayudarme a salir de eso contándome sus historias personales y lo que había funcionado para ella, también me daba mis regañizas por no poder soltar a un wey y por seguirle rogando, me ayudó comprando mis medicamentos y pagando mis terapias cuando estaba desempleada (hasta que nos peleamos, lol)… de verdad, hizo mucho por mi cuando más lo necesitaba y, honestamente, no sé que hubiera hecho sin ella.
Por si algún día me lees, ¡te amo, bitch!
A veces tan iguales y otras tantas tan diferentes. Mi hermana es mi pilar, en los malos momentos y en los buenos… she’s my person!… Es mi gran cómplice de vida, mi mejor amiga y mi guardiana; es esa little stupid bitch cruel y maldita, pero que sin duda le confiaría mi vida, es quien pondría las manos al fuego por mí. Ella es mi todo y la amo por sobretodos las cosas… Amo tenerla en mi vida; y es que así es mi hermana, un martirio especial para el resto de mi vida. Sabe todo lo bueno y lo malo de mi, sabe mis puntos débiles y la bitch los usa en mi contra, pero sin duda, sabe que sólo ella tiene el derecho de hacerlo porque si alguien más lo hace no dudaría ni un segundo en matar por mí, y yo por ella. Y no sé si sepa, pero ella es uno de esos puntos débiles también, porque no soportaría no tenerla en mi vida.
Mi hermana es esa persona que no pedí en mi vida, pero ha sido lo mejor que me ha pasado. Aunque ya seamos grandes, siempre va a ser mi pequeñuela, a la que voy a proteger de todo y de todos, porque soy la mayor y me pelearía con cualquiera que se meta con ella, incluidos cárteles de narcos y la mafia rusa al mismo tiempo.
Siempre voy a necesitar a mi hermana y siempre me va a importar la relación que haya entre ambas; aunque formemos nuestra propia familia, ella y yo siempre seremos dos para siempre y es el mejor regalo que el Universo me haya dado.
Siempre que caigas litlle bitch, yo estaré ahí para recogerte y después me burlaré de ti por eso y seguramente terminaremos riéndonos como idiotas.