A veces te miro y me pellizco porque parece un sueño. La sonrisa en tu rostro, la risa tan genuina que sale de tu boca, la forma en que tu mano encaja sin esfuerzo con la mía, la forma en que simplemente nos convertimos el uno en el otro, sin intentarlo, sin dudarlo, es increíble.
Pasé tantos meses y tantos años buscándote, incluso llegué a pensar que había algo mal en mí porque no había encontrado al indicado; que de alguna manera me faltaba algo, que era ineficiente e incapaz de encontrar el amor.
Y entonces, allí estabas tú. Apareciste de repente como una respuesta a una oración que había pronunciado en silencio hace tanto tiempo. Un hombre que no se parecía en nada a lo que había imaginado y, sin embargo, todo lo que podría desear. Un hombre cuyo amor, bondad, fuerza y alegría me llenaban cada vez que sus palabras y besos salían de sus labios… Un hombre al que finalmente podría entregar mi corazón sin miedo…
Te había estado buscando durante mucho tiempo. Buscando, pero a la vez tampoco te buscaba, ¡suena raro no? Tenía la esperanza de encontrarte sí, confiaba en que te encontraría, pero a la vez seguía metida en mis propias cosas, llenaba mi agenda, salía con amigos, corría tratando de distraerme para sobrevivir. Estaba absolutamente segura de que alguien traería a la persona adecuada cuando fuera el momento perfecto, incluso si pasaban años y años, más de lo que yo quisiera, he de confesar.
Sabía que Universo te traería a mi cuando estuviera menos concentrada en mí y en mis deseos y más en mis propósitos. Sabía que tenía que ser paciente, tenía que confiar en que te traerían a mí, a mí a ti, a nosotros juntos.
Y sí, el Universo lo hizo.
Alguien allá arriba me escuchó. Me trajo a alguien mucho más increíble de lo que jamás podría imaginar, alguien que me desafía, crece a mi lado y me elige todos los días.
Y honestamente no puedo agradecerle lo suficiente por ti. Por la forma en que me llevaron a ti cuando menos lo esperaba. Por la forma en que me enseñas a confiar, a escuchar, a amar abiertamente y a no preocuparme tanto por todo, todo el tiempo. No puedo agradecer lo suficiente por la forma en que me han bendecido. Con la forma en que me amas, por tu dulzura y dureza a la vez, por tu pasión y cuidado, por tu madurez y lo que más valoro, por tu lealtad y la forma en que nunca tuve que dudar si esto, si nosotros estaba bien.
No sé adónde nos llevará nuestra historia. No sé si nos acercaremos aún más o nos separaremos. No sé si siempre nos sentiremos así de maravillosos o si nuestra vida juntos será fácil. Y honestamente, cuando lo pienso, sé que no será así, pero estoy bien con eso. Porque, por alguna razón, nos hemos encontrado , y porque conozco cómo es nuestro amor y confío mucho en él, que el elegirnos mutuamente ha sido lo mejor que hecho en mucho muchos años. Cada mañana cuando me despierto, cada noche cuando me duermo, no puedo evitar rezar, por nosotros, por ti, por todo lo que seremos a medida que pasen el tiempo…
El Universo me ha dado la bendición más grande, de una manera que nunca vi venir. Nos topamos en lo que pareció un accidente, pero sé que había un plan todo el tiempo. Y no puedo agradecer lo suficiente por tus manos tiernas, ojos, brazos, cuerpo y alma confiables que me levantan y me hacen sentir viva. No puedo agradecer lo suficiente a por todas las formas en que sanaste mi corazón y me has convertido en una mujer merecedora de ti, y tú, un hombre igualmente merecedor de mi amor.
No puedo agradecerle lo suficiente por lo que somos y por lo que seremos. Y no puedo esperar para honrarlo amándote tan ferozmente como pueda.