Uhm, sí, tengo que admitir que aún quiero mi propia historia de amor, con todo y happy ever after. Obvio tengo un pero, y ese es que después de todo lo que he vivido y aprendido sobre amor y corazones rotos, ya no quiero ese típico cuento Disney romantizando absolutamente todo lo que puede estar mal en una relación «por amor». Quiero una historia de amor real, de esas donde se acepta que no todo es perfecto en la relación y que saben que ambos pueden ser shitty people a veces, pero, a pesar de ello, han tomado la decisión de seguir eligiéndose mutuamente y acompañándose, no matter what; con todo y días buenos, peleas, desacuerdos y todas esas cosas que no nos muestran en las historias Disney.
Las últimas semanas, mi agenda social (lol!) ha estado bastante ocupada (oh yes bitch! Cher Horowitz vibes) con cumpleaños de amigos, cumpleaños de mi hermana, viajecitos de fin de semana y en especial tres bodas que justamente me hicieron darme cuenta de que aún sigue mi deseo de tener mi propia historia de amor. La primera fue una boda en Puerto Vallarta, la segunda en Teotihuacán y la tercera en Puebla. La boda Teotihuacán fue mi detonante porque fue la boda de uno de mis mejores amigos de la Universidad y aunque no fue tan fancy y bitchy como la de Puerto Vallarta o Puebla, fue sin duda, la que tiene la historia de amor más bonita y emotiva de la vida… Por cierto, me veía super poderosa y perrísima en mis wedding outfits, lol.
Hablemos de la boda Teotihuacán que fue la que me llegó muchísimo más a mi cora. Ambos se conocieron en la Universidad y estuvieron juntos por casi 8 años antes de casarse, literalmente nadie pensaba que podía darse esa pareja y pues mucho menos que terminaría en boda porque, en primer lugar, mi amigo, el novio, era un fuckboy; y en segundo lugar, nuestro grupo de amigos, no era ni tantito cercano al grupo de amigos de la novia, por lo que ambos eran prácticamente desconocidos y, la verdad, no sé ni cómo empezaron a ser amigos, y no en un tono juzgador, sino que de verdad, nunca interactuaban entre ellos, fue como que de un día a otro tuvieron una plática super random y de ahí nunca dejaron de hablar… ¡aiñ!
En fin, la boda fue super hiper mega cursi, romántica, fluffy y todas esas cosas que, sí, debo admitir, ¡me encantan! Desde la ceremonia en la iglesia y los votos que cada uno los escribió, hasta la mega peda que se armó y el after, todo fue perfecto. El lugar increíble, fue de noche en un jardín hermosísimo y muchos spots cursis para tomarse fotos cursis con nuestro plus one. Yo me la pasé llorando el 60% del evento por todo el amor que se derrochaba en ese lugar: los discursos, bailes, recuerdos y todo, en serio, no tengo ni palabras para describirlo, les juro fue hermoso…
Bueno, el punto es que al estar presenciando, viviendo y recordando toda su historia de amor, fue que algo hizo click en mi y me dije «sí, al final, sí quiero vivir todo esto». Por supuesto todo se removió en mi porque me imaginé a mi en un escenario así con mi plus one, Macaco hizo lo suyo y ¡vaya que la changuita tiene muchísima imaginación! Cuando Jay me vio llorando casi todo el evento se preocupó muchísimo al principio porque pensó que estaba teniendo un ataque de pánico, pero no, lo tranquilicé; y es que le ha tocado verme mal muchísimas veces y, honestamente, me hace muy feliz que a pesar de ello y todo lo malo que puede haber en mi, se ha quedado (puppy eyes).
Recuerdo que en mi peda, le hablé como nunca antes le había hablado, le confesé muchísimas cosas, que la verdad me da pena revivir porque fueron de esas cositas que me guardo sólo para mi por lo personal que es y porque resulta difícil para mi volver a abrir mi corazón de esa manera después de un corazón roto bien feo. El haber hablado de esa manera me alteró muchísimo, de verdad no se imaginan cuanto, al grado de volverse cruda moral, así que obviamente, tenía que hablar en terapia sobre esto.
La verdad, aceptar que sí quiero todo esto que les cuento, me llevó a hablar con mi psicóloga de un tema que ya no tenía importancia para mi, pero al parecer mi cabeza decidió que sí la tiene y era momento de tratar mi trauma después de vivir una relación con muchísima violencia psicoemocional y verbal ¡estúpido breakout moment! Este tema, es bastante complejo y sigue en evolución, así que seguramente escribiré de ello cuando haya avanzado y asimilado mucho más todo esto; pero lo importante que debo mencionar para esto, es que fue algo que causó ese sentimiento de cruda moral porque fue como dejar caer la barrera que construí para protegerme emocionalmente y no volver a vivir un trauma de ese tipo.
Después de ese corazón roto, yo creía que estaba mal creer en las historias de amor y que no debía aspirar a eso y eliminar por completo de mi vida ese deseo de tener a alguien con quien compartir por el resto de mi vida, (obviamente hablando en cuestiones de amor y pareja, pues hay muchísimas personas con quien podemos compartir nuestra vida) y esto incluía eliminar de mi vida la idea de matrimonio e hijos. Fue bastante impactante y complicado porque yo de verdad imaginaba y quería tanto un futuro con el que rompió mi corazón que creí que si lo volvía a querer tan fuertemente como lo quería, me iban a hacer daño otra vez.
Mi psicóloga me explicó que como tal no tenía un trastorno por el trauma, pero sí me afectó muchísimo a nivel psicológico porque tenía características del TEPT, pero no al grado de catalogarlo como tal. Lo que me pasa es que tengo recuerdos intrusivos que me hacen reviver esos momentos de dolor, pero sobretodo, estoy muy muy enfocada en la evitación, o sea, evitar todo lo que me recuerde a ese trauma como mecanismo de protección… Y sí… no quería llegar a ese punto en que empezara a sentir cosas tan intensas por Jay…Well, that shit already happened!
La psicóloga precisamente me dijo que debíamos trabajar en mi reaprendizaje emocional para que mi cabeza deje de pensar que sentir todo lo que siento por Jay es una situación de amenaza o peligro para mi. Y es que, no es que me aterre el terminar con él como tal (bueno un poco porque él es mi más, mi top, mi persona, es lo más fucking increíble… cheesy moment, perdón), más bien me aterra la idea de volver a recaer en un hoyo depresivo como en el que ya estuve y que vuelva a arruinar mi vida en la forma en que lo hizo.
El punto en el que estamos trabajando es justamente en aceptar que está bien sentir todo lo que siento por Jay y que me de la oportunidad para volverlo a sentir. Mi psicóloga me hizo mucho énfasis en todo lo que he aprendido y que ya soy capaz de recoger esas famosas red flags y cómo hemos trabajado demasiado en mi autoestima y amor propio, ya soy muy capaz de poner límites y decir que no. La verdad es que aún me cuesta, pero si, es cierto, definitivamente no tengo el nivel de vulnerabilidad con el que me conducía en esa otra relación, se puede decir que ya estoy menos loca, hahaha!
Y bueno, mientras yo sigo trabajando en mi trauma por volver a sentir amor, he dado un gran gran paso aceptando que sí, y súper sí, quiero vivir una nueva historia de amor y que deseo con todo mi cora, mi happy ever after…
Jay, is that you? (puppy eyes).