La magia del violín

Mi historia con el violín es bastante personal, nadie, o casi nadie, sabe que soy una tetaza de este instrumento.

Mi amor por el violín empezó cuando en la primaria, hicimos una salida escolar a la Sala Nezahualcóyotl, en el Centro Cultural Universitario de la UNAM. La verdad no recuerdo muy bien cual era la clase o el propósito de la visita, lo que sí recuerdo es que fuimos a escuchar un ensayo de la OFUNAM (Orquesta Filarmónica de la UNAM). Obviamente era de esas visitas culturales que a todas las niñas nos valía por aburridas y lo que nos gustaba era que «perdíamos clase», así que ya se imaginarán el desmadre que traíamos con las maestras para controlarnos y callarnos.

No quiero que suene como una historia de esas reveladoras que me marcaron la vida por ser dramáticas y blabla, pero la verdad, cuando escuché que empezaron los violines a tocar, fue mi momento wow! En serio quedé en shock por lo hermoso que sonaba, no sé, su sonido me resultó hermoso y por alguna razón me resultaba muy relajante e hipnotizante, no sé, hasta la fecha, no puedo hacer una descripción de lo que siento cuando escucho un violín, se me pone la piel de gallina, me emociono como no tienen idea.

Bueno, después de esa salida escolar, yo llegué super emocionada con mis papás y los estuve chingue y jode con que quería aprender a tocar el violín y hasta que al fin me inscribieron a clases de música, los dejé en paz… fastidiosita la niña, lol… No me querían comprar un violín porque creían que era un capricho más de la niñita y que eventualmente me iba a aburrir y a dejar sus clases, but not! Esta vez se equivocaron porque mis clases de violín eran como mi escape de todo el drama y el bullying escolar en el que vivía. Y sí, terminaron comprándome mi violín y todos sus accesorios, cuando vieron que iba en serio y ya llevaba varios meses en clases, lol.

Yo era super feliz con el violín, y aunque odiaba a mi profesor de música, ¡ese bato era un genio!, now I know it; en ese entonces lo odiaba porque era un enojón y super estricto, yo pensaba que estaba loco porque quería perfección en las notas, los tiempos, todo… me hacía repetir mil y un veces las cosas hasta que para él, todo sonaba y salía perfecto. Estuve en clases hasta que entré a la prepa y mi young rebel me apareció y le valió madres la vida. Para hacer enojar a mis padres, yo les decía que quería estudiar música y que quería ser rock star y ahora quería tocar la guitarra y quería que me compraran una guitarra eléctrica, lol! Ya se imaginarán los dramas y las peleas que se armaban en casa porque la young rebel me no se iba a dejar.

En fin, ni aprendí a tocar guitarra, ni estudié música y dejé mis clases de violín. Mi vida continuó, hice otras cosas, crecí, tuve otros intereses y todo eso. Fue hasta después de que rompieron mi corazoncito que volví a tener interés en el violín y que quise retomar mis clases. Busqué a mi profe de violín, pero desafortunadamente ya no lo encontré, en la escuela a la que iba a tomar clases me dijeron que había fallecido. Me pegó un poco la noticia, porque pues era MI PROFE, sentí bastante feo, la verdad.

No sabía muy bien que hacer y fui postergando esto de las clases de violín hasta que un día se me ocurrió sacarlo de su estuche, ya tenía rotas 2 cuerdas, las cerdas del arco ya estaban medio feas y pues necesitaba limpiarlo bien y afinarlo para que estuviera listo; compré las cuerdas y llevé a que encerdaran mi arco porque la verdad si está bien difícil de hacerlo. Bueno, mi violín quedó bien pimpeado y bonito; saqué el diapasón y lo afiné, la verdad siempre odié afinar el violín, nunca me quedaba bien y cuando tocaba se escuchaba bien raro, mi profe siempre terminaba afinándolo, lol. Esta vez, me tuve que ver varios tutoriales para hacerlo yo misma porque ya no me acordaba muy bien de muchas cosas.

Como no tenía maestro de violín, decidí descargarme unas partituras de internet y empezar a practicar yo solita. Obvio que empecé con una de mis composiciones favoritas que es Canon en Re Mayor de Johann Pachelbel (el nombre oficial de la composición está super largo y honestamente casi nadie la conoce con ese nombre, lol), y aunque se escuche de basic bitch, definitivamente quiero que esta composición se escuche en mi boda. Bueno, la elegí para empezar porque es relativamente fácil de tocar por la sencillez de las notas, así que sí, parecía buena idea. En la práctica, me costó un buen porque perdí un chorro de práctica, se me hizo complicado regresar a tocar mi querido violín y por eso decidí encontrar un nuevo maestro de violín; regresé a mi ex escuelita y pedí asesoría con un nuevo profe, Fernando.

Y pues así regresé a clases de violín, obviamente no son clases tan intensivas como cuando era pequeña porque vida adulta, responsabilidades laborales y autonomía económica, pero pues regresé. Las primeras clases obvio fueron como de back to basic para recordar y reafirmar conocimientos básicos y luego ya entramos con lo bueno. Ferchis me dijo que debía practicar hasta que pudiera tocar la Grand Caprice on Schubert’s Der Erlkönig, Op. 26 “Le roi des aulnes» de Heinrich Wilhelm Ernst. LOOOL! Cuando pueda tocar esa pieza a la perfección, habré encontrado mi Nirvina… ¡De verdad hacían composiciones muy difíciles en los 1800!

La verdad es que me gusta mucho, soy muy feliz tocando el violín y escuchando tan de cerca su sonido, en serio, no es broma, se me sigue poniendo la piel de gallina en cuanto empiezo a tocar y escuchar los primeros acordes de cualquier pieza. ¿Saben? Me pasa un poco lo que a Joe Gardner en Soul (vean la película en Disney+, esta bien padre), como que empiezo a tocar y me transporto a otro mundo donde sólo es mi violín y yo… ¡Ay no sé! Me emociona mucho contarles lo bonito que siento al tocar el violín.

Nadie, absolutamente nadie, más que mis papás, hermana y mis únicos 2 profes de violín me han escuchado y visto tocando. Honestamente me da pavor, me da mucha pena, me pongo muy nerviosa, ¿por qué? no tengo idea, pero es algo que no me gusta compartir por eso mismo, es como el miedo, el pavor y la ansiedad que me da al hablar público: me paralizo, me sudan las manos, empiezo a temblar y hasta frío me da (¡Holi Macaco!). La primera gran prueba que tuve con Fer fue que debía tocar para alguien que no fueran estas personas que ya me habían escuchado, ¿adivinen quién fue mi elegido? ¡Obvi, Jay!

Le conté toda mi nueva aventura con el violín y pues me estuve preparando, el hombre me «molestaba» DIARIO para que le enseñara como tocaba. Total, la semana antepasada fue mi gran presentación, según yo, para una persona. Estuve practicando 5 piezas:

La verdad es que me emocionó mucho cuando Fer me dio las partituras de Juanguita, le conté cuanto lo amo y se lució con esta. Sí, ya sé que no tiene nada que ver con la elegancia de las notas del violín, pero amigos, ¡es JUANGA! Sí soy una ridícula, pero hubieran visto mi carita de felicidad… ¡Ay! En fin, el punto fue mi presentación… Bueno, Jay sabe lo ansiosa y nerviosa que me ponen estas cosas, aunque sean virtuales, y todavía se le ocurrió conectarse con unos amigos para que me escucharan, cuando vi a los 5 gringuitos ahí sonrientes conectados, casi me meto a la pantalla y le escupo en la cara al hombre; además, y para ponerme más nerviosa, se conectó Fernando para ¡»evaluarme»!… Seriously?

Después de recuperarme de mi nerviosismo, logré tocar las 5 piezas y pues, según yo lo hice bastante bien. Jay y sus amigos, ya se imaginarán todos lelos gritando y festejando. Y Fer, el aburrido, me dijo que me daba un 7 de 10. Más allá de su calificación, Fer me dijo que esa tarea me la había dado justamente para que enfrentara mi pánico escénico. Obviamente no es lo mismo hacer esa mini presentación virtual, a hacer una presencial y menos frente a desconocidos, bueno, aunque tampoco es que me esté preparando para un concierto en alguna Filarmónica.

Bueno, les quería contar esto porque me hace muy feliz. Es una parte de mi que no había compartido con otras personas y me emociona mucho. Además, porque en serio, los sonidos que se emiten del violín es como una droga que calma a Macaco y me transporta a mi mundo Disney como en Soul, es indescriptible esa sensación y les quería compartir un poquito de esa felicidad… Ojalá algún día me atreva a enseñarles esta partecita de mi.

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