Estos últimos meses he estado muy metida en temas mágicos, aprendiendo de Mar, Cleo y se sumaron a mi vida dos nuevas personas que admiro un montón, Brenda y Eréndira, todas witches. La verdad creí que todo esto iba a ser un proceso un poco más sencillo y sin tantas cosas que aprender, literal he estado leyendo, estudiando y practicando un montón de cosas que la verdad están super interesantes, y no, no tiene absolutamente nada que ver con hacer daño a otras personas con cosas oscuras o esas cosas que generan mucha curiosidad, miedo y son tabú.
La primera vez que conocí a Brenda y Eréndira, me dieron una impresión como de que eran medio oscuras, tipo practicantes de magia negra, lol! Tenían una energía muy muy fuerte que la sentí hasta los huesitos y que la verdad me intimidó muchísimo, al grado de darme un poquito de miedo. Al hablar con ellas, cambió mi perspectiva porque son mujeres increíbles, tienen una seguridad y una fuerza que honestamente no había visto; la verdad es que eso es lo que me gusta de todo esto, que me he encontrado mujeres increíblemente fuertes y seguras que me inspiran muchísimo.
Bueno, anyway, al platicar con ellas para que me guiaran y me enseñaran un poco más de todo este mundo mágico. En un inicio si me dio miedo porque me empezaron a hablaron de cosas un poco más oscuras, como energías negativas que puede haber en tu vida, o entidades que se te pueden aparecer en el camino si no te proteges y no eres responsable con lo que practicas. Yo me empecé a emocionar un poquito porque creía que ya me iban a enseñar cosas «más mágicas» como hechizos, mover cosas con la mente o algún tema de superpoderes… Sí, shame on me, lol! La verdad es que me dijeron que todo este tema de la magia se trataba de manejar energías y para manejar energías, necesitaba conocerme primero, conocer mi energía y saber manipular mi propia energía para poder aplicar lo que aprendo conmigo misma y no dañar a nadie más.
Brenda es Wicca y es vidente, me hizo una canalización astral y ¡no seas mamón! quedé en shock por todo lo que me dijo y me hizo, en otro momento les cuento de esta experiencia. Eréndira es practicante de Stregheria y Seidr (antes de ella jamás había escuchado estos términos, pero básicamente, y en palabras muy muy sencillas, se trata de brujería pagana italiana y nórdica; está super interesante, la verdad). Bueno, de ambas estoy aprendiendo un montón, por ejemplo, de Brenda a conectar con otras energías y desarrollar un poco más mis visiones e intuición, y de Eréndira estoy aprendiendo un montón sobre desarrollo espiritual, magia verde, rituales y símbolos (me está enseñando a leer las runas y a través de eso conectar con mis vidas pasadas, ¡aiñ!).
Tanto Brenda como Eréndira fueron super insistentes en que debía conocerme primero a mí y saber absolutamente todo de mi para poder empezar a conocer mi energía y poder manipularla, empezamos a hablar de varios temas de psicología que yo he estado trabajando ya desde hace un tiempo con Paty, Sharon y Mary, por eso yo sentía que ya «estaba preparada» y «sabía todo de mi» por todo lo que estaba trabajando especialmente con Paty. ¡Cero! O sea, sí es un muy buen avance y es el camino «correcto», pero soy una novata y me di cuenta de que no tengo idea de nada, bueno exagero, pero sí hay muchas cosas que no tenía ni idea. Entre eso está el shadow work.
Cuando me mencionaron que debía hacer shadow work y que eso era un trabajo constante que no debía dejar nunca, la verdad me asusté porque lo primero que pensé por el nombre, es que iba a trabajar o invocar espíritus malignos o que hacen daño, de esos que sacan en exorcismos… yes, I know, I’m such a stupid!... Afortunadamente, no era eso, y la verdad porque sí me da un poco de miedo eso, sí me asustan pues. Shadow work es básicamente trabajar en conocernos a nosotras mismas, tanto lo bueno como lo malo, especialmente lo malo, porque debemos aceptar ese lado oscuro que tenemos todos y que siempre nos hemos empeñado en negar y ocultar porque no es socialmente «correcto» o «bien visto», porque creemos que esa parte oscura de nosotras nos hace malas personas.
La verdad este shadow work me está costando muchísimo, justamente porque como quiero ser Miss. Perfect, esa parte oscura y «malvada» de mi ser no encajaba y reprimía muchísimo. Tampoco se trata de ir por la vida diciendo «ay mira soy una maldita perra y les voy a hacer la vida imposible a todos porque sí, porque ya he aceptado esa parte oscura de mi». Se trata de aceptar que somos seres humanos y tenemos cosas positivas y negativas en nosotros y está bien tener ambas partes, al final es lo que genera equilibrio en nosotras mismas.
Fuck! Me costó un montón reconocer esa parte oscura de mi ser, por supuesto aún no la he aceptado del todo, pero sigo trabajando en eso porque se trata de un trabajo que la verdad lastima mucho el ego, y nuestro querido ego es un cabrón que se resiste a que le digan sus verdades. Cuando platiqué con Paty de todo esto, me dijo que eso era el siguiente paso en nuestra terapia (obviamente, en terapia y en ámbito de la psicología, no se llama shadow work, pero la idea es básicamente la misma), porque para poder aceptar eso primero debía reconstruir mi autoestima y recuperar (en mi caso formar) mi amor propio porque puede ser demasiado impactante llegar a esto sin tener un autoestima sólido y amor propio estable.
Todos tenemos nuestros demonios, y con demonios me refiero a esas partes de nosotras mismas que escondemos, ya sea por que las consideramos impulsivas, heridas, tristes, abandonadas, o rechazadas. De vez en cuando esos demonios salen, ya sea como un flashazo o en todo su esplendor, pero los seguimos ignorando por miedo, culpa o vergüenza. Explicarlo en Psicología es como tener a nuestra niña interior rota y haciendo su mejor berrinche para llamar nuestra atención. Esto es mejor conocido como heridas de la infancia, también les cuento de esto otro día.
Algo bien interesante que me dijeron Brenda, Eréndira y Paty, es que ese shadow work implica las partes de nosotras mismas, buenas y malas, que ocultamos, negamos o rechazamos. Es ese lugar dentro de nosotros mismo donde guardamos nuestros secretos, sentimientos reprimidos, impulsos primitivos y partes consideradas «inaceptables», vergonzosas o incluso «malvadas» y que se empieza a formar entre los 0 y 7 años durante el proceso de socialización cuando nuestros papás, maestros y demás gente que nos rodea nos enseña lo que es aceptable e inaceptable, lo que nos hará sentir amados, desaprobados y/o rechazados. Todo esto lo ocultamos en nuestra mente subconsciente.
Un ejemplo de esto, es el enojo, cuando nos enojábamos de pequeños y lo expresábamos, se nos castigaba porque nuestros papás odiaban que hiciéramos berrinches, gritáramos, dijéramos malas palabras o incluso aventáramos las cosas; en nuestro inconsciente se quedó grabado que expresar enojo era malo y no nos pudieron enseñar que había otras formas más saludables de expresar ese enojo en vez de castigarnos. Así que para pertenecer, ser aceptado, aprobado y amado, aprendimos a actuar de cierta manera; nos pusimos máscaras para asegurar supervivencia mental, emocional, física y espiritual.
Siguiendo con una explicación desde el punto de vista psicológico, ponernos esas máscaras nos traerá consecuencias, pues aprendemos a reprimir ciertas expresiones como enojo, sexualidad, vulnerabilidad, orgullo, etc., por temor que al mostrarlas, no seamos aceptados y/o amados. Esto que reprimimos, es negado e ignorado, termina por sabotearnos en forma de adicciones, baja autoestima, enfermedades físicas y mentales, causando psicosis y/o extrañas/extremas formas de comportamiento como infidelidades, o dañar física y emocional a los demás. También, bajo ciertas circunstancias, se pueden dar casos de trastorno de personalidad, alcoholismo o drogadicción, pues cuando estamos en estos estados, nuestro lado oscuro es la única forma que tiene de salir.
Así como tenemos esta sombra oscura que se refiere a todo lo «malo» de nosotras (frustración, ira, lujuria, odio, envidia, deseos «oscuros», etc.), también tenemos nuestra sombra dorada. Esta sobra dorada se refiere a todas las cosas buenas que reprimimos (talentos, habilidades, capacidades, dones, etc.) porque la gente se burló, ignoró o está celosa y nos desperdició, se burló, desacreditó o nos hizo dudar.
Sharon y Paty me explicaban que cuando negamos esa sombra y mientras más tiempo permanezca oculta, estamos dándole la oportunidad a que aparezca en forma de fobias y compulsiones, ansiedad, depresión (con tendencias suicidas. Hello, it’s me!), relaciones caóticas, hipocresía (creer y apoyar una cosa, pero hacer la otra), mentiras y autoengaño (tanto hacia uno mismo como hacia los demás), rabia e ira incontrolable, manipulación emocional y mental a los demás, avaricia y adicciones, perversión sexual, identidad narcisista, autodesprecio, autosabotaje, etc.
Cuando todo esto nos pasa, se genera algo que se llama proyección y esto se refiere a ver cosas en otros que están en realidad dentro de nosotras mismas (¿se acuerdan lo que les platicaba de la Ley del Espejo? Well, this make sense, right?). Cuando la proyección y nuestra sombra se combinan, castigamos a todo y a todos los que nos recuerde lo incómodo acerca de nosotras mismos y con lo que no hemos hecho las paces; estos castigos vienen en forma de críticas, rechazos, odios, deshumanización, destrucción física y/o psicológica, lo que genera relaciones disfuncionales, rupturas y divorcios.
Ahora, ¿por qué me decía Paty que todo esto lo íbamos a trabajar cuando me reconstruyera (autoestima y amor propio)? Bueno, porque si estamos en un mal momento emocional de nuestra vida (como yo cuando estaba en mi peor hoyo negro de depresión y desdicha, lol), hacer shadow work nos hará sentir peor y acabaríamos odiándonos, lo cual resulta contraproducente. También es recomendable pedir ayuda con esto, tener una guía, o sea, en términos psicológicos, una psicoterapeuta.
¿Para qué quería Brenda y Eréndira que hiciera shadow work? Bueno, la verdad es que no lo entendía porque en mi cabeza no se me hacía que esto estuviera relacionado con brujas y mágica y todas esas cosas que estoy aprendiendo. Bueno, pues me explicaban que nuestra alma reencarna en un cuerpo físico para vivir experiencias; cuando nos pasan cosas traumáticas, se quedan almacenadas en nuestra alma en forma de temores, rechazos, etc. que muchas veces reprimimos y las llevamos con nosotros a otras vidas hasta que las liberemos, las aceptemos y las reintegremos a esa nueva vida en forma de aprendizaje. Me decían que en este camino de magia, si es que decido seguirlo, necesitaba soltar esas energías que me bloqueaban y no me permitían sacar todo ese potencial para liberar «mis dones». La magia es la manipulación de la energía y necesitaba aprender a dominar mi propia energía para después trabajar con otras energías sin que me afectaran de forma negativa, o que si llegaban a hacerlo, supiera cómo manejarlas correctamente.
La verdad todo esto me hace mucho sentido, tanto la explicación psicológica como la mágica, porque básicamente es lo que llevo trabajando en terapia los últimos 3 años y medio en terapia. Es un trabajo bien bien complicado porque como les decía al inicio, el ego es un cabrón y una vez que te embarcas en este camino, no hay vuelta atrás, no hay más excusas y ya no tienes a quien echarle la culpa o hacer responsable más que a ti misma. Da muchísimo miedo, sobretodo cuando me di cuenta de que toda mi vida la viví jugando un rol de víctima en el que estuve muy cómoda y ahora debo hacerme cargo de mi misma para no volver a ese oscuro lugar que ya visité y del que aún me da mucho miedo hablar, y si llego a regresar, ya sé cómo debo salir de ahí.
Honestamente, tampoco sé si soy «especial» por tener algún don mágico como me dijeron Mar y Cleo, pero todo esto que estoy aprendiendo me gusta y la verdad se siente bien para mi alma y mi corazoncito recuperado después de romperse en millones de pedacitos, y que algunos de esos pedacitos se perdieron para siempre, y mientras nada de esto le haga mal a mi salud y bienestar, sobretodo emocional, no veo porqué no puedo seguir en este camino que la verdad me está haciendo bien, me está ayudando a conocerme, a sanarme, a aceptarme y a amarme.