Creo que ya te diste cuenta, I’m a fighter. No me rindo ni me canso tan fácilmente, aún cuando las cosas están mal. Recorro todo el camino y dejo todo de mí, sin importar que tan largo o rudo se pueda volver. De alguna manera siempre encuentro fuerzas en no sé donde para seguir peleando mis batallas. Encuentro fortaleza aún cuando los demás ya se dieron por vencidos o perdieron la esperanza.
¡Nunca me rindo! Y menos cuando se trata de pelear por las personas a las que verdaderamente amo. Tu mejor que nadie lo sabes, ¿verdad? Porque, honestamente, merecías que te diera la espalda, merecías verme dándote la espalda, pero no lo hice; no lo hice porque pensé que valías la pena, pensé que valía la pena luchar por ti… por nosotros…
Siempre creí que las cosas que valen la pena, son las que más trabajo cuestan y por eso, tienes que pelear y esforzarte mucho más para tenerlo, si es que realmente lo quieres. El amor a veces duele y pensé que esto entre tú y yo debía ser difícil porque al final, después de haber recorrido un largo y difícil camino, íbamos a encontrar la verdadera felicidad y la disfrutaríamos más que nadie en el mundo. Por eso luché por ti como nunca antes había luchado por nadie más.
La vida fue muy dura para mí, peleé muchísimas batallas antes de ti, me enfrenté a un montón de monstruos que ni siquiera puedes imaginar; por eso aprendí a no rendirme tan fácilmente. Luché y luché, una y otra vez, me caí muchísimas veces y todas esas veces me levanté y seguí luchando, y aún sigo luchando, por lo que quiero. Es hasta que ya no tengo fuerzas para luchar más o hasta que no queda de otra más que darme por vencida y debo renunciar, cuando abandono mi lucha.
Incluso cuando veo que renunciar es la última opción, me convenzo e intento luchar una vez más para hacer un último esfuerzo a ver si esta vez marca la diferencia de alguna forma; así lo hice por ti y por nosotros. No tienes idea de lo tóxico y dañino que fue esto para mí.
Eres muy muy especia para mí, ¿sabes?
Yo te amaba; te amé incluso cuando me diste todas las razones del mundo para no hacerlo. Incluso cuando me trataste como si yo fuera la persona a la que más odiabas en este mundo. Jugaste muchísimos juegos conmigo. Hiciste promesas que nunca tuviste la intención de cumplir y sólo alimentaban más y más mi dolor. Lo que viví contigo fue decepción tras decepción.
No tienes idea cuantas veces me dije a mí misma que no importaba y me convencía de que las cosas iban a cambiar muy pronto. Pero las cosas nunca cambiaron contigo; las cosas nunca cambiarán contigo. Eres quien eres y no puedes ver que hay algo mal en ti también; no puedes ver que está mal como tratas a los demás, no pudiste ni podrás ver lo mal que me trataste. Pero para ser honesta, yo tampoco lo vi, y no lo vi durante mucho tiempo, pero finalmente abrí los ojos.
Finalmente puedo verte por quien eres; por fin pude dejar de engañarme, de decirme y de tratar de convencerme de que eres un buen tipo. No, no eres un buen tipo…
Ya no vale la pena luchar por ti…
Ahora entiendo que yo nunca pude ni podré «arreglarte» o ayudarte cambiar; pero no sólo yo, sino que nadie podrá hacerlo porque tú no lo quieres y mucho menos lo permites. Lo que sí quieres es que la gente que se incline ante ti, incluso cuando ni siquiera has levantado un dedo para ayudar a esa persona. Eres un egoísta… eres un narcisista…
Supongo que yo tuve la culpa por enseñarte a que las cosas podían funcionar de esta manera. Fue mi error y estoy más que dispuesta a corregirlo.
Honestamente no lo entiendo. ¿Por qué mis esfuerzos no fueron suficientes para hacer que también quisieras intentarlo? ¿Por qué no deseabas tener una relación feliz, amar y ser amado cuando me viste esforzándote tanto por ti? ¡No importa ya de todos modos! Sólo tendré que aceptar el hecho de que algunas preguntas se quedarán sin respuesta.
No tienes idea de qué tipo de batallas internas luché, a los monstruos a los que me enfrenté. Mi corazón me decía una cosa, pero mi cabeza seguía diciéndome algo completamente diferente. Ahora sé que debí haber escuchado a mi cabeza desde el principio, pero no lo hice.
No sirve de nada llorar ahora…
Siempre fui y seré alguien que se guía por sus emociones, pero esta vez, me niego a escucharlas, esta vez, me niego a darle y entregarle todo de mí a alguien que no lo apreció y nunca lo hará.
Nunca me has valorado realmente…
Nunca apreciaste realmente mis esfuerzos y nunca te importó lo que nos pasaba. Mientras yo intentaba trabajar en nosotros para hacer que funcionáramos, tú vivías tu vida como si yo no estuviera en ella. ¿Y sabes qué? Lo menos que puedo hacer ahora es dejar de luchar por alguien que no me merece.
Al final del día, cuando me acuesto en mi cama y cierro los ojos, no siento ningún remordimiento ni arrepentimiento. No tengo ni tendré ningún demonio acosándome a mí ni a mi pasado tratando de meterme en un abismo, porque sé que luché por ti más de lo que mereces. Mi conciencia está tranquila por eso…
Desafortunadamente, yo no estoy segura de que tú puedas decir lo mismo. En los próximos años, cuando mires hacia atrás, apuesto a que habrá uno o dos arrepentimiento en lo que respecta a mí. Pero lo que más lamentarás, es el no haberme dado otra opción mas que renunciar a ti.
Al final del día, me di cuenta de que está bien pelear por alguien que te ama; pero no está bien pelear para que alguien te ame. Hay una gran diferencia y yo lo aprendí de la peor forma contigo… a puros chingadazos…